El empresario gastronómico Claudio Contardi (57) fue condenado este miércoles a 19 años de prisión por abusar sexualmente de su ex esposa, la modelo y conductora Julieta Prandi (44), entre 2015 y 2018, en una vivienda del barrio privado Septiembre, en Escobar, luego del nacimiento del segundo hijo de la pareja. El Tribunal en lo Criminal N° 2 lo encontró culpable del delito de abuso sexual agravado y ordenó su inmediata detención. La denuncia fue presentada por Prandi, quien relató años de violencia física, emocional y psicológica.
El juicio se realizó la semana pasada y contó con la declaración de peritos, psicólogos, psiquiatras, familiares y amigos de la denunciante, quienes confirmaron el deterioro físico y emocional que sufrió. La psicóloga de Prandi, que la atendió en 192 sesiones, y especialistas de la Oficina de Violencia Doméstica señalaron que la ex modelo presentaba signos claros de haber sido víctima de abuso sexual intrafamiliar.
Durante el veredicto, Contardi, vestido con buzo celeste, jean y zapatillas, estuvo acompañado de su abogado Claudio Nitzcaner. Prandi no estuvo presente en la sala en ese momento; ingresó después junto a su pareja actual, Emanuel Ortega, su abogado Fernando Burlando y familiares. Al reencontrarse con sus allegados, se mostró emocionada y sufrió una descompensación, por lo que la sala debió ser desalojada para que recibiera atención médica.
El fiscal Christian Fabio había solicitado 20 años de prisión, mientras que la querella, representada por el abogado Javier Baños del estudio de Burlando, pidió 50 años. Finalmente, los jueces Lucía Leiro, Daniel Répolo y Mariano Aguilar impusieron 19 años. Burlando calificó el fallo como “ejemplificador” y adelantó que pedirá que Contardi sea incluido en el registro de abusadores del Banco Nacional de Datos Genéticos.
En su defensa, Contardi declaró casi una hora y negó haber abusado “sin consentimiento”, una frase que llamó la atención por su contradicción. La defensa había pedido la nulidad del juicio y, de manera subsidiaria, una pena de 10 años, pero sus planteos fueron rechazados. Ahora, el condenado podría cumplir la pena en un penal bonaerense o bajo prisión domiciliaria con tobillera electrónica, según lo que disponga el tribunal.
