Claudio Ávalos, acusado por secuestro y tentativa de homicidio en Bolivia en un caso vinculado al narcotráfico, estuvo prófugo durante más de tres años y vivió en Famaillá, Tucumán, haciéndose pasar por empresario. Fue detenido en julio de 2022 por la Policía provincial, pero quedó libre porque Bolivia no envió la documentación para su extradición en las 48 horas que establece la ley. Desde entonces, volvió a desaparecer.
Ávalos había sido arrestado en Bolivia en noviembre de 2021 junto a otros tres hombres. Estaban acusados de capturar a una persona con intención de asesinarla, pero en enero de 2022 la justicia boliviana les dio arresto domiciliario, pese a que ninguno tenía residencia fija. Al poco tiempo, los dejaron recibir visitas íntimas y durante una de esas visitas escaparon cruzando la frontera hacia Argentina.
Ya en Tucumán, Ávalos se instaló en Famaillá, donde conducía camionetas y saludaba a los vecinos como si no tuviera problemas con la justicia. Según la investigación, trabajó en una empresa constructora vinculada a obras públicas y también habría tenido relación con una empresa de transporte, aunque estaba dado de baja en la AFIP desde 2016.
Vecinos de la zona aseguraron que nadie sospechaba de él. “Era muy conocido en nuestra ciudad, pero nadie pensaba que estaba metido con la droga”, dijo Julio Arancibia, un vecino. Las autoridades bolivianas lo consideran un narcotraficante de peso que operaba en la zona fronteriza de Bermejo, una región muy usada para el contrabando.
Actualmente, sigue siendo buscado por la justicia y se sospecha que podría esconderse en el norte de Salta, aunque también se lo habría visto en Catamarca, Santiago del Estero y Tucumán, donde visitaría a familiares de forma esporádica. Para las autoridades, sigue siendo un prófugo internacional.